«El humor sirve para hacer habitable la realidad»
Antonio Ortuño
Hace unos meses se hizo viral un video de un funeral en Irlanda, en el que el difunto había preparado tiempo antes, un audio con su voz para su propio entierro. El resultado fue una explosión de carcajadas por parte de los asistentes, bañadas por una mezcla de lágrimas de risa y pena. Me pareció un acto maravilloso, lleno de generosidad para sus seres queridos, supongo que sería una persona que a lo largo de su vida habría disfrutado de reír y hacer reír a los demás. Además, la vida le presentó una larga enfermedad y no desaprovechó la oportunidad de mantener su increíble sentido del humor hasta el final.
Nuestro irlandés del vídeo no conocía a Eugenio, el humorista, pero probablemente estaría de acuerdo con lo siguiente:
“El humor no es cuando uno está contento. El humor verdadero sale de penas, de desgracias. En ese momento es cuando uno demuestra que tiene sentido del humor. Y es cuando tiene que salir el humor, en los momentos trágicos”. Eugenio Jofra
Hace más de treinta años falleció Graham Chapman, uno de los integrantes de Monty Phyton, tuvo un acto conmemorativo dos meses tras su muerte que también rebosaba carcajadas. Imagino que los asistentes estaban desolados, murió con 48 años porque sufría una neoplasia. A pesar de ello, sus amigos y compañeros se mantuvieron fieles al espíritu y la actitud ante la vida que había tenido la persona que los dejaba para siempre. Aquí encontramos un vídeo que refleja parte de dicho acto:
Lo siguiente es una parte del discurso traducida literal, que transmite la idea de respeto ante la actitud humorística del fallecido durante su vida y su muerte.
“Bueno, creo que debería decir chorradas…Qué tenga un buen viaje el cabrón aprovechado este. Espero que se fría. Y la razón por la que pienso que debería decir esto es que él nunca me perdonaría si no lo hiciese, si dejase pasar esta maravillosa oportunidad de tomaros el pelo. Lo tenía todo, salvo el buen gusto imbécil. Pude oírle ayer por la noche, mientras escribía estas palabras susurrándome al oído: Vale Cheese estás muy orgulloso de ser la primera persona que dijo “Shit” en la televisión británica. Si este acto es para mí, para empezar, quiero que seas la primera persona que dijo “fuck” en un funeral británico.”
Estas actitudes nos pueden sorprender e incluso escandalizar, porque asociamos el final de nuestras vidas con dolor, sufrimiento, tristeza…y se nos olvida que el humor no es incompatible con nada de esto.
Los dos ejemplos anteriores no hablan de una muerte o un humor cualquiera, se desarrollan en un contexto de muerte esperada, de tomar conciencia del proceso de final de vida. Con respecto al humor, se trata de un humor compartido, implica una relación de complicidad con los demás, una actitud no forzada. El señor irlandés buscó un cómplice que llevara a cabo su secreto y el compañero de Monty Phyton describía cómo le susurraba Graham su deseo de que dijera chorradas y tomara el pelo al auditorio el día de ese acto.
¿Por qué es importante el humor hasta el final de nuestros días?
El humor es inherente a la existencia humana. Partiendo del concepto de psicología positiva desarrollado por Seligman (2002), el humor es la capacidad de una persona para experimentar una carcajada, disfrutar de reír y hacer reír a los demás y se describe como una de las fortalezas de nuestra especie. El sentido del humor se encuadra dentro de la virtud de la transcendencia, junto con otras fortalezas como la apreciación de la belleza, espiritualidad, esperanza y optimismo.
Fácilmente asociamos la risa y el humor a liberar tensiones y disminuir estrés. Podemos encontrar bibliografía extensa relacionada con los beneficios físicos del humor, que enfatizan sus consecuencias positivas a nivel del sistema neurovegetativo, respiratorio, muscular, inmunológico… Pero el humor se merece un análisis más profundo, como valor único en nuestra existencia.
En el libro “El valor terapéutico del humor” (A.R. Idígoras) participan humoristas junto con personas relacionadas con la salud y la educación. El texto profundiza en la dimensión terapéutica, educadora e integradora del humor. En líneas generales, los beneficios del humor que refleja el texto están relacionados con la función adaptativa o de estrategia de afrontamiento de problemas; aporta objetividad, poniendo distancia entre nosotros y lo que nos aqueja, interrumpe pensamientos obsesivos o cerrados, cambia el marco de referencia proporcionando otra manera de experimentar o percibir la vida, supone un medio efectivo de comunicación, distrae de forma temporal despejando de la seriedad y la rutina.
La existencia no se puede entender sin humor, por tanto dicha actividad del pensamiento debería ser considerada también en nuestro proceso de muerte y duelo. En la situación de muerte esperada, no podemos ignorar la aportación del humor como parte de nuestro acompañamiento.Si es una dimensión propia y universal del ser humano, entiendo que humaniza nuestros últimos días, dignificando la existencia y aumentando la calidad de vida.La muerte va a llegar igualmente , el funeral y el duelo también, pero la perspectiva y la vivencia serán más enriquecedoras.
«La risa compartida rompe la rutina y crea un momento mágico”
¿Podemos aprender esta actitud? Pienso que sí, concebir el humor como algo no forzado, espontáneo y natural es compatible con educar un hábito, una forma de percibir las experiencias vitales y una sensibilidad para saber qué es lo apropiado con respecto a nuestra relación con los demás.
En el ámbito de los cuidados paliativos hay profesionales que han reflexionado sobre la posibilidad y el beneficio de trabajar y propiciar el humor desde los equipos.En el siguiente artículo, Begoña Carbelo y colaboradores analizan la importancia del valor terapeutico del humor en enfermos terminales.El uso del humor también propicia beneficios en los cuidadores y en los profesionales que atienden a dichos pacientes.
Sobre los deseos de los pacientes refleja que para mucho, contar con momentos de humor les sería de utilidad, al igual que les hace sentir conectados con los demás, desviar su percepción de la situación actual y sentir regocijo, placer y relajación. Señala la importancia de ser consciente de que el humor es individual, subjetivo y aunque de carácter universal, no admite generalizaciones. Propone unas pautas orientadoras para valorar el estado de receptividad tanto de los pacientes como de la familia, evitando situaciones críticas concretas en las que el humor podría entenderse mal.
Personalmente, animo a no subestimar los poderes del humor y considerarlo una fortaleza y estrategia de afrontamiento imprescindible. El sentido del humor es una capacidad única del ser humano, una forma de estar en el mundo, de interaccionar con los demás y la realidad. Deberíamos no ignorar este valor en ningún ámbito de nuestra vida, incluida la enfermedad, muerte y duelo.
Si vais a mi funeral, no tengáis reparo si encarta una carcajada.
“Cuando dejamos de reír, empezamos a morir”
Rosa Ribas
Silvia S.G. Médica especialista en incertidumbre. Alumna de la X edición de Diploma Bioética