La muerte de Ivan Ilich es una novela corta del escritor ruso Lev Tolstói. En la novela, los temas tratados son la naturaleza tanto de la vida como de la muerte. Es una mirada directa a la angustia que nos reporta la muerte con el extra añadido, de la mentira, en una sociedad donde todos quieren negarse a la muerte.
Textualmente, cita Tolstói : “Lo que más atormentaba a Ivan Illich era la mentira, esa mentira, por todos admitida, de que simplemente estaba enfermo, pero que no se moría, y de que lo único que necesitaba era estar tranquilo y tomar los medicamentos, y así todo iría bien. Él sabía, sin embargo, que se hiciera lo que se hiciera, no se conseguirían más que sufrimientos aún mayores y luego la muerte. Y le atormentaba aquella mentira, le atormentaba que no quisieran confesar los que todos sabían y también sabía él, sino que quisieran seguir mintiéndole con respecto a su horrible situación y le obligaran a él mismo a tomar parte en esa mentira. La mentira, esa mentira de que era objeto en vísperas de su muerte…. “
Esa mentira, latente a su alrededor y dentro de él, lo que más envenenó los últimos días de la muerte de Ivan Ilich.
Fragmentos como estos conectan con el sentir de algunos de nuestros pacientes que, sabiendo, conscientemente, que afrontan el acto único de morir, se ven envueltos en la necesidad de participar en la mentira social, familiar, e incluso profesional, y de protección para con ellos en sus angustias.
Surge en Ivan Illich esa necesidad de encontrar sentido, sentido en el legado heredado, repasando su pasado, analiza momentos infantiles que lo llevan a dudar acerca de si su estilo de vida acomodado y superficial ha sido el correcto, recordaba la rectitud de su existencia, conectando con el concepto de culpa existencial del que habla Breitbart en su aportación de la Terapia centrada en el sentido para pacientes oncológicos paliativos, expresa esa sensación que ocurre con frecuencia, la idea de que todo sucedía por no haber vivido como se debía vivir. “¿y si mi vida entera, mi vida consciente, no hubiera sido en efecto, como hubiera debido ser?”. “me voy de la vida con la conciencia de que he echado a perder cuanto se me había dado y no lo puedo remediar ya, ¿qué queda?”
Beatriz Góngora Oliver, alumna X Edición Diploma Bioética, EASP
EL IMPOSIBLE INTERMEDIO de la (Bio)Ética 