“Vida tras la muerte: Un nuevo amanecer”

En la existencia de la humanidad siempre nos hemos hecho la siguiente pregunta: ¿Hay vida tras la muerte?

Son muchos los textos literarios los que han abordado este tema. Así en “EL LIBRO TIBETANO DE LA VIDA Y DE LA MUERTE”  (SOGYAL RIMPOCHÉ, 2015), expone que:

“Podemos dividir toda nuestra existencia en cuatro realidades: la vida, la agonía y la muerte, el estado posterior a la muerte y el renacimiento. Son los Cuatro Bardos (realidades transitorias y en constante cambio):

  • El bardo «natural» de esta vida
  • El bardo «doloroso» del morir
  • El bardo «luminoso» de dharmata
  • El bardo «kármico» del devenir
  1. El bardo natural de esta vida abarca todo el periodo que transcurre desde el nacimiento a la muerte.
  2. El bardo doloroso del morir dura desde que empieza el proceso de morir hasta que termina lo que se conoce como la «respiración interior», la cual culmina a su vez en el amanecer de la naturaleza de la mente, lo que llamamos la «Luminosidad Base», en el instante de la muerte.
  3. El bardo luminoso de dharmata abarca la experiencia posmuerte del resplandor de la naturaleza de la mente, o «Luz Clara», que se manifiesta como sonido, color y luz.
  4. El bardo kármico del devenir es lo que generalmente recibe el nombre de Bardo o estado intermedio, que se prolonga hasta el momento en que asumimos un nuevo nacimiento.”

Este nuevo Nacimiento nos lleva a un  nuevo “Amanecer”:

“Ahora que este mundo se detiene

Es tiempo de ponernos a pensar

Las veces que negamos un abrazo

Por un amor que se rompió en pedazos

Y no supimos arreglar

Las cosas que quedaron por decir

Es tiempo de dejarlas hoy atrás

Ya no tiene sentido hacernos daño

Pasamos una vida y tantos años

Para llegar a este lugar

Donde amanece

A los ricos y a los pobres les amanece

Amanece

A los corazones rotos amanece

Amanece

De la noche más oscura sale el sol

Pinta el cielo de color

Como un amor que se nos hace gigante

No importa lo que a ti te esté pasando

La tierra seguirá girando

Y todo cambiará de aquí en adelante

Un amanecer contigo

Es muy difícil de olvidar

Ya no tiene sentido hacernos daño

Pasamos una vida y tantos años

Para llegar a este lugar

Donde amanece

A los ricos y a los pobres les amanece

Amanece

A los corazones rotos amanece

Amanece

Para los que están perdidos amanece

Amanece

Siempre que yo esté contigo, amanece

Nada acaba cuando todo empieza

Mírame con los ojos cerrados

Nada falta aunque falten piezas

De besos vamos sobrados

No quiero un jardín, quiero mil primaveras

La copa vacía se llena

Bailando las penas

Donde amanece

A los ricos y a los pobres le amanece

Amanece

A los corazones rotos amanece

Amanece

Cuando menos te imaginas, amanece

Amanece

Aunque te sientas perdido, amanece

Amanece”

“Amanece” Diego Torres

El nuevo amanecer es el renacer de un nuevo día, un nuevo sol que marca el comienzo, un nuevo niño que llevamos dentro.

En “Reencarnación”, diez años después de la repentina muerte de su marido Sean, la bella Anna (Nicole Kidman) acepta casarse con Joseph (Danny Huston). Pero un día Anna conoce a un niño (Cameron Bright) muy peculiar, que dice ser la reencarnación de Sean, y que le pide que no se case con Joseph. El nombre del niño: Sean.  (FILMAFFINITY)

¿Qué estamos dispuestos a creer?

¿Qué estamos dispuestos a experimentar?

Felipe Ortiz Jiménez, alumno XII Edición Diploma Bioética

Si yo tuviera vida

Si yo tuviera vida… una frase que no puede dejar indiferente para reflexionar sobre nuestra existencia, sobre nuestros sueños por cumplir.

El poema “Muere lentamente” de Martha Medeiros/Pablo Neruda es un texto simple que nos invita a aprovechar cada instante. Que nos llena de energía y motivación. Nos habla de la vida, de la búsqueda de la felicidad.

Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca.
No arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere lentamente
quien hace de la televisión su gurú.
Muere lentamente
quien evita una pasión,
quien prefiere el negro sobre blanco
y los puntos sobre las “íes” a un remolino de emociones,
justamente las que rescatan el brillo de los ojos,
sonrisas de los bostezos,
corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente
quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente
quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en si mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente,
quien pasa los días quejándose de su mala suerte
o de la lluvia incesante.

Este poema es un potente reclamo para enderezar nuestra vida desde el inicio.

También nos habla de la muerte. La muerte no llega con la vejez o la enfermedad, la muerte llega cuando olvidamos todo aquello por lo que estamos aquí. Cuando recurrimos a la queja constante sin buscar cambios. Cuando llega el momento de irnos y tomamos conciencia de las cosas que hemos dejado de hacer.


¿Pero qué pasa cuando se acerca la muerte? Cuando hacemos balance de lo que hemos hecho. Cuando nos entra la prisa por hacer y decir. Cuando nos damos cuenta que comienza la cuenta atrás y tenemos
que priorizar. Cuando unimos a todo esto el contexto de la enfermedad que nos merma físicamente.
¿Y si no sabemos que la muerte está cerca?

Muere lentamente
quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente
quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en si mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente,
quien pasa los días quejándose de su mala suerte
o de la lluvia incesante.
Muere lentamente,
quien abandona un proyecto antes de iniciarlo,
no preguntando de un asunto que desconoce
o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas,
recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor
que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos
una espléndida felicidad.

“El miedo a la muerte sigue al miedo a la vida. Un hombre que vive plenamente está dispuesto a morir en cualquier momento” Mark Twain

Así que vive lentamente

María Díaz Serrano, alumna de la XII Edición del Diploma de Bioética

La fiesta de la despedida

Y si de repente un día la imagen que el espejo de la vida te devuelve sobre ti mismo te hace decir: “Estoy desapareciendo, dejaré de ser yo misma, una concha vacía”.

¿Podrían verse como soluciones, lo que hasta entonces había sido líneas infranqueables en nuestra propia conciencia sobre la vida y la muerte?…….

Y si cuando tu deseo de ayudar a un amigo, esa familia que no es impuesta, que se elige, te lleva a traspasar algunos límites, ¿qué harías?

Y si quién ahora te pide que lo traspases es tu esposa, ¿debería acaso ser tu respuesta diferente?

En la película La fiesta de la despedida, se habla del derecho a decidir, la calidad de vida, la muerte digna y la eutanasia, así como el amor, la amistad, la protección del ser querido, la piedad el autorrespeto y esa defensa de la dignidad.(https://www.filmaffinity.com/es/film941495.html )

Todo esto, junto con las emociones que me despertaron al verla, hizo que tuviese muy claro mi elección para realizar este post. https://youtu.be/_c9cHqiaGhE

Mita Tova (The Farewell Party). Año 2014. País: Israel. Dirigida por Tal GranitSharon Maymon. Una Coproducción Israel-Alemania, Tragicomedia. (Drama y comedia) con premios: Festival de Venecia: Premio del Público. Seminci: Espiga de Oro (Mejor película) y mejor actriz (Rosen & Finkelshtein). 2014.

Sinopsis:

Yehezkel, un hombre de 75 años que vive en una residencia de ancianos de Jerusalén, decide cumplir el deseo de su mejor amigo, Max, que se encuentra en estado terminal: morir en paz. Desoyendo las objeciones de su propia esposa Levana, Yehezkel y la mujer de Max, Yana, recurren a la ayuda del doctor Daniel, veterinario, y de Raffi Segal, un policía jubilado, para llevar a cabo su misión. Llegado el momento de la verdad, se dan cuenta de que ninguno de ellos está dispuesto a “apretar el gatillo”. Entonces Yehezkel, que ha sido ingeniero e inventor, construye, con el único propósito de ayudar a su amigo, una máquina de “autoeutanasia”. Tras el fallecimiento de Max, sin embargo, empiezan a circular rumores acerca del invento y al grupo le llegan más peticiones de ayuda. Entre tanto, Yehezkel se niega a aceptar la evidencia de que la demencia de su mujer se está agravando. Mientras se enfrenta a nuevas solicitudes para emplear la máquina y a la creciente dependencia de Levana, las fronteras empiezan a desdibujarse y los dilemas morales del equipo de colaboradores se tornan insoportables.

Comienza la película Yehezel llamando a una de sus compañeras de residencia (Zelda), haciéndose pasar por Dios diciéndole que aún no ha llegado su momento de morir para que siga luchando y aceptando los tratamientos frente al cáncer que padece, vemos aquí un intento a toda costa de hacer el bien al prójimo. Situación que se repetirá a lo largo de toda la película. Y que cuando ese hacer el bien que se nos presenta en la película implica ayudar a morir a su mujer, le supone todo un conflicto moral.

He aquí una de las cuestiones que he planteado, Yehezel que, movido por lealtad, amor y compasión, tiene claro ayudar a Max a morir, cuando la que plantea ese mismo escenario debido a la demencia que va avanzando en su mujer, se torna en una negativa a hacer lo mismo.

Los límites de lo que estamos dispuestos a hacer a veces lo marca no el acto en sí, sino la capacidad de renuncia a imponer nuestro criterio cuando nuestro ser querido toma una decisión. Como muestra una frase demoledora: “me quiere lo bastante como para dejarme ir”.

Qué difícil dejar ir, qué difícil renunciar a ese ser querido, qué difícil dejar atrás nuestra opinión y simplemente acompañar a ese ser querido……

Además, destacar la apuesta de la película por la dignidad al final de la vida.

Chochinov: «Encontrarse enfermo es una cosa, pero sentir que aquello que uno es está siendo amenazado y debilitado (que ya no somos la persona que antes éramos) puede causar tal desespero que afecte al cuerpo, a la mente y al alma». Desde esta perspectiva el sentido de morir no es solo el fin de la existencia individual, sino una posibilidad de elaboración y resignificación de la experiencia desde la autenticidad de un encuentro con los seres queridos y con aquellos que tienen el privilegio de cuidar y atender a la persona que se despide.

www.elsevier.es/es-revista-medicina-paliativa-337-articulo-sentido-dignidad-al-final-vida-S1134248X13000566#:~:text=El%20sentido%20de%20dignidad%2C%20desde,%C2%ABcuida%C2%BB%20a%20un%20paciente.

Tras ver la película veo imposible no pensar en nuestros propios valores en cuanto a la muerte digna y el final de la vida, ya sea para afianzar nuestras creencias o para plantearnos nuevos interrogantes, pero no te dejará indiferente.

Y para acabar este post quiero destacar el momento más emotivo para mí, lejos de esa muerte digna, de ese derecho a decidir, de la eutanasia o el suicidio asistido, es cuando tras debido a su demencia Levana baja a desayunar al comedor en ropa interior, por lo que se niega a salir más por la vergüenza que le supone, su marido la convence para bajar por la tarde y organiza junto a sus amigos una reunión en el invernadero, donde al llegar Levana están todos desnudos, ese gesto que hacen los amigos en esa situación tan sensible , me recordó  a la espiritualidad y acompañamiento al final de la vida, como ese grupo de amigos  hace lo único que puede en el caso de su enfermedad (demencia), estar dispuestos a acompañarla y hacer lo que esté en sus manos para que esa etapa final sea menos vergonzosa, menos dolorosa.

Susana Jurado Fernández, alumna XII Edición Diploma Bioética.

¿Eutanasia o cuidados paliativos en pediatría ?

Por David Gómez Pastrana, alumno de la XII Edición Diploma Bioética

INTRODUCCIÓN

Los avances de la medicina en los últimos años han contribuido a prolongar considerablemente la esperanza de vida, mejorando las condiciones sanitarias y elevando la calidad de vida de la población. Actualmente se dispone de medidas de soporte vital capaces de prolongar la vida incluso para pacientes con enfermedades irreversibles .

Por otro lado el desarrollo de los cuidados paliativos está proporcionando recursos capaces de aliviar la penosa situación del final de la vida. En este Marco se plantea cuál debe ser el alcance de las decisiones de la persona sobre el final de su vida y cual la misión de los profesionales sanitarios en este punto. El término eutanasia hace referencia a la conducta intencionada dirigida a terminar con la vida de una persona que tiene enfermedad grave irreversible, en un contexto médico, previa petición reiterada y explícita del paciente.

Aunque la reciente ley de la eutanasia aprobada en España engloba como requisito la mayoría de edad, hay países como Holanda o Bélgica sí han incluido a menores como subsidiarios de a solicitarla.

No debe confundirse la eutanasia con el rechazo del tratamiento a petición del paciente, aunque este término habría que tener en consideración la edad y madurez del niño/adolescente. Tampoco con la adecuación del esfuerzo terapéutico donde el equipo médico puede no iniciar o suspender tratamientos fútiles que producirían un encarnizamiento terapéutico. Por otro lado, alguno de los tratamientos paliativos como los sedantes en las dosis necesarias para alcanzar su objetivo terapéutico pueden ocasionar indirectamente un adelanto del fallecimiento. Este doble efecto está recogido los códigos de deontológicos de los profesionales sanitarias.

Argumentaciones

El principal argumento en favor de la eutanasia es la libertad individual según cada la cual cada ciudadano tiene derecho a elegir como y cuando muere. Cuando la vida es suficientemente penosa por una enfermedad o sufrimiento insoportable entonces puede ser mejor morir. No se trataría exclusivamente de que la muerte esté próxima sino que podría bastar con que la vida resultará muy dolorosa o causar un sufrimiento físico, psíquico o moral.

Cuando la salud es una condición para que la vida tenga sentido, su pérdida puede provocar también la del sentido de la vida. Así, si la vida no puede vivir con una calidad de vida determinada, deja de ser humana y no merece la pena vivirla.

Limitaciones de esta argumentación.

  • Para poder tomar una decisión libremente hay que ser competente, comprendiendo el alcance la decisión tomarla libremente y mantenerla en el tiempo. En una situación de enfermedad, de sufrimiento no siempre se da en estas circunstancias.
  • La autonomía no puede ser el principal argumento en cuando está implicado un tercero que es el médico y además en los niños la mayoría de las veces se trata de decisiones tomadas por sus familiares. Además, los principios de no maleficencia o el de justicia tienen más peso en la deliberación que el de autonomía o beneficencia.
  • El argumento de ontológico indica que no se puede obligar a un médico actuar contra la Lex Artis. Distintas asociaciones se pronunciado expresamente en este sentido.
  • El informe Hasting alerta del riesgo de dejar de investigar o aplicar tratamientos proporcionados cuando se acepta y se incorpora la eutanasia.
  • La dignidad humana no depende de lo que se puede hacer. La dignidad del ser humano está en su condición de persona y no en sus capacidades.
  • El ejemplo en muchos países pone de manifiesto que se comienza con situaciones de extrema gravedad de una enfermedad incurable pasando a ser con el tiempo una decisión que puede tomar el paciente ante distintas situaciones de su vida. Incluso se han incluido a menores como subsidiarios de poder optar a la eutanasia.
  • Si se acepta un tipo de vida digna y otro no digna en aquellas personas que no reúnen ciertas capacidades habría que considerar a muchos niños con discapacidad que su vida no sería digna. ¿Lleva un paralítico cerebral una vida digna? ¿Y en caso de no ser así podría un tercero tomar la decisión de acabar con ella?
  • Tampoco se escapa a la argumentación la realidad de que el deseo de dejar de vivir puede ser expresión de un cuidado inadecuado. Por tanto es fundamental optimizar los tratamientos y los cuidados. Por eso en el ámbito europeo se reconocen los cuidados paliativos como un derecho y corresponde a los estados garantizar su cumplimiento.

Los cuidados paliativos pediátricos

Los cuidados paliativos pretenden conseguir la atención integral del niño terminal y de su familia tanto en aspectos físicos como emocionales, sociales y espirituales. El objetivo es lograr la mejor calidad de vida para los pacientes y su familia de acuerdo a sus valores.

Hay algunos aspectos distintivos de los cuidados paliativos pediátricos

  • La baja prevalencia comparada con los adultos, lo cual supone un problema de organización, formación y coste asistencial.
  • Amplia variedad de situaciones. Neurológicas, metabólicas, cromosómicas, cardiológicas, respiratorias, neoplásicas…
  • La impredecible duración de la enfermedad. Algunas enfermedades son raras, y algunas no tienen un diagnóstico exacto
  • Disponibilidad limitada de la medicación para niños. Muchos fármacos están desarrollados para adultos y no hay información adecuada o aprobación para su uso en niños.
  • Aspectos madurativos. El niño está en continuo desarrollo físico, emocional y cognitivo lo que afecta a todos los aspectos de su cuidado, desde la dosis de la medicación hasta los métodos de comunicación.
  • El papel de la familia en la mayoría de los casos los padres o representantes legales de sus hijos y la decisiones clínicas, terapéuticas, éticas, aunque depende de la edad y del grado de competencia del niño. Además los padres están implicados como cuidadores.
  • Implicación emocional. El fallecimiento del niño es difícil para la familia y los cuidadores. Aceptar el fracaso del tratamiento, el progreso de la  enfermedad y la muerte
  • El dolor y el duelo. Tras la muerte de un niño es más probable que el duelo sea prolongado y complicado.
  • El impacto social. Es difícil para los niños y su familia mantener su papel en la sociedad en el curso de una enfermedad terminal

La Asociación Americana de Pediatría recomienda el uso de los cuidados paliativos junto con los tratamientos curativos. Se rigen por los siguientes principios

  • Respecto a la dignidad de los niños y sus familias.
  • Contando con sus deseos y preferencias respecto a pruebas diagnósticas y tratamientos.
  • Hay que atender la necesidad de la familia durante la enfermedad y tras el fallecimiento.
  • Acceso a unos cuidados paliativos competentes. Además de aliviar el dolor hay que poner los medios para mejorar la calidad de vida del niño y su familia (educación, consejo a la familia, ayuda espiritual). El respire care consiste en proporcionar al niño los cuidados que necesita por personal cualificado para que los cuidadores habituales de la familia pueden descansar y recuperarse.
  • Cuidar a los que cuidan. El equipo de cuidados paliativos debe dar soporte a los profesionales sanitarios que cuidan al niño.
  • Mejora el apoyo profesional y social a los cuidados paliativos pediátricos

Llama la atención que se garantice por ley el acceso a la eutanasia pero no a los cuidados paliativos. Se estima que al menos el 50% de las personas que necesitan cuidados paliativos en España se quedan sin acceso a ellos, por lo que debería haberse priorizado en la legislación

Addendum. Los profesionales sanitarios

Los niños mueren mayoritariamente en los hospitales y esto supone un desgaste para los profesionales. Es fundamental que el sanitario reconozca cómo se siente ante la muerte de un paciente y cuáles son sus necesidades y las estrategias para afrontar la situación. Los programas de formación específicos bioética, toma decisiones, habilidades de relación y el trabajo en equipo, aumenta la competencia con menor coste emocional.

El pediatra cumple una función fundamental para que el niño muera manteniendo su identidad personal y esté acompañado por sus seres queridos, pero también desempeña un papel importante en el acompañamiento de la familia

Enlaces de interés

Video Reportaje MORIR EN PAZ: Cuidados Paliativos vs. Eutanasia https://www.youtube.com/watch?v=J4JPYmuBkbg

La eutanasia en niños en Holanda ¿el final de un plano inclinado?

https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1704056

https://sepeap.org/los-ninos-diferentes-diagnostico-prenatal-y-eutanasia-infantil/

https://acpeds.org/position-statements/assisted-suicide-and-euthanasia-in-pediatrics

https://www.analesdepediatria.org/en-el-pediatra-ante-muerte-del-articulo-13074619

http://www.pediatriabasadaenpruebas.com/2021/01/sobre-la-eutanasia-y-la-dignidad-al.html

Wise up

Espabilemos. Creo que este es el mensaje que más me ha llegado después de volver a ver la película Magnolia, que me encantó en su momento, pero ahora vista desde un nuevo prisma. “Wise up”, date cuenta, espabila.

En tres horas que pasan volando, vemos el sufrimiento de muchos de los personajes ( lee aquí ) no todos relacionados con el final de la vida, pero entremezclados, y el resultado final para mí es “espabilemos”.

“Quizá hayamos acabado con el pasado, pero él no ha acabado con nosotros”.

No seamos víctimas de lo vivido, si no le plantamos cara, si no nos paramos a pensar porqué somos como somos y empezamos a ser conscientes de lo que hacemos de forma automática, viviremos la vida a merced de los demás y de las cosas que nos ocurren, en lugar de llevar nosotros el timón. El fantástico Frank Mackey, el que ha terminado con su pasado, el que viene a coger de la vida “lo que la vida le debe”, afronta una entrevista semidesnudo, sobreactuando, con la intención de apabullar a su entrevistadora, y termina desarmado ante preguntas sencillas sobre su infancia y juventud, con su personaje desmontado, ese con el que consigue evadirse de la realidad de quién es.

Y vivir bien para morir bien. Reconciliarnos con el pasado. O asumirlo y hacer lo posible por mitigar el daño causado, no llegar al final como Earl Partridge: solo, resentido, enfadado, sin despedirse, arrepentido… preocupado más por los remordimientos que por la muerte y con una esposa más aterrorizada por la muerte de lo que parece estar él mismo.  Ni como llegaría Jimmy Gator, de quien no vemos el final (por los pelos), pero que no será mucho mejor del que intentó tener y le falló.

Seamos conscientes de todo. Espabilemos. Vivamos disfrutando de lo que tenemos, apreciando y agradeciendo e intentando soltar lastre de lo que nos hace daño. Porque la ira crece y se multiplica y después es difícil de extirpar.

Pasemos tiempo con nuestra familia, nuestros amigos. Pensemos que nada es tan grave, que todo pasa. No aguantemos durante años ese trabajo que odiamos, o esa persona que no nos quiere y nos hace daño. No nos resignemos. Espabilemos.

 Y, como dice Vargas Llosa, que cuando la muerte venga a por nosotros, nos encuentre vivos.

Wise Up: espabila: eschúchala y disfruta.

 Y esa ilusión…

Por MCG. Alumna XII edición Diploma Bioética