SOBRE LA AUTORA
Bárbara Blasco es una escritora valenciana nacida en 1972, saltando a la fama tras el galardón recibido por este libro. Licenciada en periodismo, estudia también Dirección Cinematográfica. Antes de dedicarse al mundo literario, desempeña múltiples oficios, hasta que se decanta por esta labor, destacando su estilo sencillo, mordaz y ocurrente.
Ella, como la protagonista del libro, en esta entrevista: señala sus decepciones vitales, con consecuencias afectivas, y la decisión de escribir le ayuda en todo este proceso de crecimiento personal.
Sus otras dos novelas: “Suerte” y “La memoria del alambre”, habían pasado desapercibidas hasta el premio recibido.
DICE EL LIBRO
Todo transcurre en la habitación de un hospital, donde el padre de la protagonista y narradora (Virginia), se encuentra ingresado en estado de coma, en su proceso final de la vida. Ella debe pasar allí horas al cuidado de su progenitor, rompiendo su rutina habitual. El compañero de habitación despierta su curiosidad e interés, y marcará su tiempo de cuidado y futuro.
Ella reflexionará sobre el cuerpo, su deterioro, el lenguaje del cuerpo a través de la enfermedad, las relaciones familiares, la espera del desenlace de muerte, “el silencio” de su padre, sus frustraciones, sus ilusiones y sus esperanzas.
DICEN LOS PERSONAJES
En el libro destacan 5 personajes:
El padre: ser egoísta, rígido, malhumorado, tirano, y con el que la protagonista siempre ha tenido una mala relación. A través de su cuidado intenta entender parte de su comportamiento en el seno familiar, pero “su silencio” por el estado de coma hace que sus preguntas no tengan respuesta.
La madre: mujer sumisa, sufriente, siempre a la sombre de su marido, cuidadora y evitativa de conflictos y de guardar las apariencias. No llega a entender el comportamiento de la protagonista, ni el estilo de vida que lleva, y mucho menos su sentido del humor.
La hermana: hija predilecta de sus padres, con una vida perfecta, un trabajo correcto y una familia adecuada. Con casi nula vinculación de su hermana, con ciertos sentimientos de desprecio hacia ella.
El extraño: ocupa la cama contigua a la de su padre en la habitación del hospital. Culto, sensible, con coraza, y con una decisión firme sobre su proceso de enfermedad. Desde el principio despierta la curiosidad de la protagonista, y en el transcurso de los días nace una relación entre ambos en estas circunstancias.
Virginia: protagonista de la novela. Mujer rondando la cuarentena, que arrastra una frustración en su trayectoria vital, ya que sus expectativas de vida apenas se han cumplido. A pesar de tener una carrera, desempeña un trabajo precario, no tiene una pareja estable, no se han cumplido sus anhelos de ser madre. Para alcanzar este deseo, establece relaciones con extraños; incluso en algún momento de su vida, rechaza un tratamiento para el cáncer de mama que padeció, anteponiendo su aspiración de maternidad a su salud.
El resto de los personajes (médicos, enfermeras…), están desdibujados, en la nebulosa, y son intrascendentes en la trama relacional.
Es una habitación donde se espera la muerte, pero surge la vida y la ternura, como en esta canción de Coque Malla e Iván Ferreiro que nos describe la paz ante “la marcha”:
DICE LA ALUMNA
Historia, que bien podría representarse en un teatro, de hecho, la protagonista define a su familia como una compañía teatral de gira. Todos representan un papel, y en el final de la vida de su progenitor, esta compañía representa su obra en la habitación del hospital. Ella recuerda antiguos guiones de su familia, y el papel que a ella siempre le han otorgado, de poco responsable, con una vida no adecuada. Pero ella esconde su monólogo, sin que nadie sepa del mismo (deseos maternidad, cáncer padecido, relación con el extraño). Ninguno de los otros actores, sobre todo la madre, entienden su sentido del humor mordaz y su puesta de realidad. Pero al mismo tiempo es la más emocional y cariñosa, y a pesar de la relación con su padre, es la que pasa más tiempo con él. La protagonista siempre se ha interesado por el lenguaje del cuerpo ante la enfermedad, ya que considera que lo que se manifiesta en estos momentos está exento de dobleces y disimulos.
Intenta entender la forma de morir de su padre, pero como ella misma dice: “moriremos inciertos, desdibujados, igual que vivimos”.
Y en toda esta situación de cambio familiar, de cuidado a su padre moribundo, aparece el extraño, con el cual establece una relación afectiva, tierna y literaria.
Y su afanoso sueño
De sombras, otra vez, será el retraso
A esta corporeidad
Mortal y rasa donde el
Amor inventa el infinito
La voz a ti debida, Pedro Salinas
Al final todo es movimiento, unos van y otros vienen , y el puzle encaja.
CONSOLACIÓN DE LA MONTAÑA TATO, Alumna XIII Edición del Diploma de Bioética