Amor de siempre

“SUPONGO que este modo de sentirse

definitivamente hundido

es una forma mía de estar enamorado

para empezar de nuevo

una vida distinta con el amor de siempre”

“Un año y tres meses” Luis García Montero.

Cuanto más amor más dolor en el duelo Es cierto que duelos hay muchos y de diversos tipos; pero qué dolor más grande el duelo por la muerte de alguien a quién has amado. Me pregunto si en la sociedad líquida que describe Bauman hay lugar para el duelo, y alguna cosa me dice que no, porque si de verdad la sociedad moderna en la que estamos circunscritos la definimos a partir de este estado líquido donde el éxito de la vida es el símbolo del desarrollo y la inteligencia humana y, por el contrario, la muerte es un fracaso, donde queda la posibilidad de sentir dolor, de llorar, de pararnos, donde queda poder sentir una perdida, aceptar que existe la muerte más allá de un duelo reglado en 5 etapas.

Me pregunto muchas veces por si nos hemos (auto)robado el duelo; lo sacamos de nuestros ritos, lo externalizamos y lo acomodamos a unos pasos que debemos seguir para hacer ver, que aun así, ante la muerte de un ser amado, nosotros seguimos aquí, al compás de lo que dicta la sociedad capitalista y de consumo exacerbado en la que vivimos. Me pregunto una vez más, por como serían los duelos en unas sociedad comunitaria, lejos de la individualización mercantilizada y el miedo a la muerte por significar un fracaso ante el fin de poder perseguir necesidades autoimpuestas, plásticas y ficticias; creo firmemente que serían duelos más amables, más lúcidos, a lo mejor más dolorosos pero seguramente, y estoy convencida de ello, más transformadores.

“nuestros ritmos de superación y dolor no son los mismos con los que van las personas que están a nuestro lado. Salir no significa ser la persona que era antes, salir significa reconocer a la nueva persona que ha salido”. A. Carmelo (psicopedagoga)

Berta Ruíz Lorenzana, alumna de la XIV Edición del Diploma de Bioética

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